Un rayo en la tempestad, se presento de manera fugaz.
Disipo esa claridad, que desde el cielo te marco en imagen que refleja tus opuestos en contradicción.
Rápidamente su raíz esparció, en rió y fauna se convirtió, y como era de esperar; el niño sonrió. Pero como a todo, el tiempo lo atropello. Su luz decayó, y sin mas, esa esfera se marcho.
Creyó, en su inocencia, que no habría otro firmamento al cual orar, aunque opto por su voz no callar.
De insomnio feroz, a su cuerpo ataco.
Mas de un destino encrucijado, y desde acá, poesía para recitar.
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